Hace poco me puse a revisar mi plan de trabajar en el campo hasta los 100 años después de una conversación con Telesforo Caballero. Parece que pasando cierta edad, el cuerpo humano empieza a fallar bastante y conviene tener una actividad algo más reposada.
Don Telesforo es cabañero. Hace años que cría Angus negro y vende muy buenos toros, pero es un obsesivo del trabajo. Todo lo quiere hace él mismo y anda hasta en los menores detalles. El dato sorprendente es que con sus 83 años, sigue trabajando con sus animales como a los 50.
Ese día habíamos terminado de capar unos ternerones que descartó de la cabaña por distintas causas, y nos sentamos en las tablas de la manga, a tomar el infaltable mate cocido que lleva siempre en un termo.
Empezamos hablando del tiempo y los barros de los últimos días y entonces el pluma, su ayudante, se rió y le dijo: -¡Cuentelé lo que le pasó anteayer Telesforo!-
-¡Uh!- Dijo el hombre -¿Vio el camino que va al piquete del fondo? ¡Bueno! ¡Me encajé!-
-¿Con la camioneta?- Le pregunté. Mientras pensaba que el asunto no tenía nada de especial.
-¡No! ¡A pie!-
-¿Cómo que a pie?-
-¡Sí! Me metí en el pantano para apartar dos toros que estaban peleando, y las botas de goma me hicieron sopapa en el fondo y quedé pegado-
-¡Capaz!- Dije con asombro
-¡Sí! No podía moverme ni sacar las botas, y encima, el pluma estaba lejos, así que me quedé quietito y esperé que llegara. Tardó como media hora y yo ahí parado-…
Mientras contaba se mataba de risa. Y agregó:
-Cuando llegó el pluma me preguntó que quería que hiciera, así que le dije que me alcance la punta del lazo y una vez que lo agarré, me tiró con el caballo de la orilla y me sacó. Por suerte no pasó nada-
Y el pluma, lagrimeando de alegría por el cuento dijo: -¿Qué no pasó nada? Lo arrastré de lomo por el barro como veinte metros y después tuve que entrar a sacarle las botas del pantano ¡Y bueno! Yo le digo que se deje de joder y no se meta con los toros pero insiste. Cualquier día lo van a pasar por arriba.
Entonces fue que me puse a pensar en lo que sería yo trabajando en la manga en un corral lleno de barro a los 90 años.
Don Telesforo es cabañero. Hace años que cría Angus negro y vende muy buenos toros, pero es un obsesivo del trabajo. Todo lo quiere hace él mismo y anda hasta en los menores detalles. El dato sorprendente es que con sus 83 años, sigue trabajando con sus animales como a los 50.
Ese día habíamos terminado de capar unos ternerones que descartó de la cabaña por distintas causas, y nos sentamos en las tablas de la manga, a tomar el infaltable mate cocido que lleva siempre en un termo.
Empezamos hablando del tiempo y los barros de los últimos días y entonces el pluma, su ayudante, se rió y le dijo: -¡Cuentelé lo que le pasó anteayer Telesforo!-
-¡Uh!- Dijo el hombre -¿Vio el camino que va al piquete del fondo? ¡Bueno! ¡Me encajé!-
-¿Con la camioneta?- Le pregunté. Mientras pensaba que el asunto no tenía nada de especial.
-¡No! ¡A pie!-
-¿Cómo que a pie?-
-¡Sí! Me metí en el pantano para apartar dos toros que estaban peleando, y las botas de goma me hicieron sopapa en el fondo y quedé pegado-
-¡Capaz!- Dije con asombro
-¡Sí! No podía moverme ni sacar las botas, y encima, el pluma estaba lejos, así que me quedé quietito y esperé que llegara. Tardó como media hora y yo ahí parado-…
Mientras contaba se mataba de risa. Y agregó:
-Cuando llegó el pluma me preguntó que quería que hiciera, así que le dije que me alcance la punta del lazo y una vez que lo agarré, me tiró con el caballo de la orilla y me sacó. Por suerte no pasó nada-
Y el pluma, lagrimeando de alegría por el cuento dijo: -¿Qué no pasó nada? Lo arrastré de lomo por el barro como veinte metros y después tuve que entrar a sacarle las botas del pantano ¡Y bueno! Yo le digo que se deje de joder y no se meta con los toros pero insiste. Cualquier día lo van a pasar por arriba.
Entonces fue que me puse a pensar en lo que sería yo trabajando en la manga en un corral lleno de barro a los 90 años.